miércoles, 1 de junio de 2011

Andricaín (1995)  menciona:
"Cuando un libro infantil descansa en el anaquel de cualquier librero, puede hacerle un guiño cómplice al niño, invitándolo para que se acerque a sus páginas mediante el atractivo de su cubierta. Si el volumen posee una bella ilustración y colores llamativos en su portada como lo muestra la imagen 1, casi es seguro que el pequeño se acercará a él y se aventurará a abrirlo para comenzar a recorrer sus páginas, iniciando así un maravilloso viaje por su contenido".
Un niño en etapa de crecimiento confunde lo real con la ficción y es cuando hay que aprovechar esa ficción presentándole conocimientos de la realidad a través de la lectura textual y gráfica unida en un equipo, paralelas para lograr la comprensión lectora. Recordemos pues la pregunta de Alicia en el País de las Maravillas del escritor británico Lewis Carrol (1865): "¿De qué sirve un libro si no tiene dibujos o diálogos?", haciendo referencia al libro que tenía su hermana. Esta apreciación de una pequeña permite identificar el pensamiento de los niños que prefieren los colores y los dibujos antes que las aburridas, sencillas y grises letras de los textos.
  El niño crea la necesidad de leer lo que está viendo a través de las imágenes del texto que tiene en sus manos, más aún por medio de las carátulas, portadas, y colores, pues si bien es cierto que hay que incentivar el deseo en el niño de tomar ese libro en sus manos para leerlo, no debe ser únicamente por medio de las gráficas y colores que éste contenga, sino por su contenido textual y el aprendizaje que le transmite por medio de éste.

No hay comentarios:

Publicar un comentario